Tras la 1ªG. Mundial, trabajar se habia convertido en una necesidad para la mujer. Las mujeres formaban un tercio de los estudiantes de la Bauhaus, pero aún así permanecieron en la sombra. 

La guerra había sido diferente para los dos sexos, por lo cual Gropius tenía especial interés en unir al alumnado. Sin embargo, en 1920 el consejo de maestros decidió crear un taller sólo para mujeres, ya que según ellos, el sexo femenino flaqueaba en cuanto a la visión tridimensional, y les recomendaban dedicarse a superficies bidimensionales.



A pesar de las imposiciones de la Bauhaus, hubo una excepción, Gunta Stölz, siendo la única maestra joven de la Bauhaus, además de muchas mujeres que tuvieron éxito en su carrera tras finalizar sus estudios.